Si ignorantia gaudium dat ego te dolorem offero

domingo, 3 de enero de 2010

La Filosofía en el Tocador, Marqués de Sade, diálogo II


SEÑORA DE SAINT-ANGE y EUGENIA.

SRA. DE SAINT-ANGE:

- ¡Eh! Buenos días, hermosa mía; te esperaba con una impaciencia que fácil­mente adivinarás si lees en mi corazón.

EUGENIA:

-¡Oh, querida mía! Creí que no llegaría nunca, tanta era la prisa que tenía por estar en tus brazos; una hora antes de partir, he temblado de miedo a que fuera imposible venir; mi madre se oponía rotundamente a este delicioso viaje; preten­día que no era conveniente que una joven de mi edad viniese sola; pero mi padre la había golpeado tanto anteayer que una sola de sus miradas ha deja­do anonadada a la señora de Mistival; ha termina­do por consentir lo que me concedía mi padre, y he acudido corriendo. Me han dado dos días; es abso­lutamente preciso que tu coche y una de tus criadas me devuelvan pasado mañana.

SRA. DE SAINT-ANGE:

- ¡Qué breve es ese interva­lo, ángel mío! Apenas podré, en tan poco tiempo, expresarte todo lo que me inspiras..., y además te­nemos que hablar; ¿no sabes que es en esta entrevis­ta en la que debo iniciarte en los misterios más se­cretos de Venus? ¿Tendremos tiempo en dos días?

EUGENIA:

- ¡Ah, si no sé todo, me quedaré!... He venido aquí para instruirme y no me iré sin ser sabia.
SRA. DE SAINT-ANDE, besándola: ¡Oh, amor que­rido, cuántas cosas vamos a hacernos y decirnos una a otra! Pero, a propósito, ¿quieres almorzar, rei­na mía? Es posible que la lección sea larga.

EUGENIA:

- Querida amiga, no tengo otra necesi­dad que oírte; hemos almorzado a una legua de aquí; ahora esperaré hasta las ocho de la tarde sin sentir la menor necesidad.

SRA. DE SAINT-ANGE:

- Pasemos, pues, a mi toca­dor, ahí estaremos más a gusto; ya he prevenido a mis criados; tranquilízate, que a nadie se le ocurrirá interrumpirnos. (Pasan a él abrazadas.)

No hay comentarios:

Publicar un comentario